Historia de Laura
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Historia de Laura
Nombre: Laura.
Procedencia: Rhodesia.
Raza: Humana.
Deidad: Tempus.
Idiomas: Común.
Edad: 17 años.
Altura: 1,72 metros.
Peso: 70 kilos.
Color de ojos: Verdes.
Color de pelo: Negro.
Color de piel: Blanca.
Rasgos apreciables
• Media melena.
• Rostro fino y sin marcas.
Personalidad
• Rara, a veces simpática, otras callada y silenciosa, poco predecible como va a ser su comportamiento.
• No le gustan las tareas físicas, se cree "la mejor", quizás propio de la edad.
Historia de Laura
Nacida en el seno de una familia de comerciantes de Rhodesia, Laura tuvo una infancia feliz, sin tener que ayudar en casa a su madre pues para eso estaban las criadas, su ocupación era pasárselo bien y poco mas. Afortunadamente para ella su madre sabía leer y escribir correctamente lo que le valió a Laura para dedicarse también a la lectura como otra manera de ocio. Ver a su padre trabajando en su despacho llevando cuentas y papeles también le sirvió para aprender las operaciones básicas aritméticas, su padre, ante la falta de hijo varón, tenía la ligera esperanza de que algún día ella se dedicara a mantener su negocio.
Padre viajaba mucho, había dos barcos propios y todos los años viajábamos en verano a algún lugar de descanso entre uno y dos meses, allí siempre explorábamos las tierras circundantes, nos encantaba visitar tantos sitios.
Qué vida mas maravillosa.
Aquél verano había sido similar a los demás, después de unas buenas vacaciones padre aprovechó a llenar el barco y volvíamos a casa. La tormenta que nos alcanzó fue terrible ya llegando a Rhodesia, veíamos la ciudad a lo lejos, pero las implacables olas hicieron su trabajo y el barco se fue escorando hasta que comenzó a hundirse.
Poco mas recuerdo de aquel día, me agarré con fuerza a un pedazo de madera, no formaba parte de la embarcación, era una madera que flotaba mucho y que era parte de las mercancías transportadas, madera de balsa se llamaba, apreciada para determinadas cosas. Esa madera flotaba tan bien que poco rato estaba sumergida en el agua, pero las fuerzas se iban acabando. Cuando el agotamiento hacía gran mella en el pequeño cuerpo, las olas fueron dejando su fuerza y finalmente, horas después del comienzo del naufragio, a pocas decenas de metros del puerto, barcas comenzaron a salir pero no buscando supervivientes sino restos que flotaran del naufragio, la rapiña da buenos frutos. La suerte fue que los dos hombres que me vieron pidiendo auxilio me permitieran subir a la barca y llegar a salvo a puerto.
Ya en puerto la noticia había corrido y sabedores del naufragio comenzó el saqueo de nuestra casa, borrachos, maleantes y vecinos de siempre entraban y salían de una casa que comenzó a arder.
Los buenos amigos de mis padres no estaban interesados en mi, sin bienes en tierra, un barco hundido y el otro desaparecido no era mas que un lastre. Donde menos me lo esperaba encontré el asilo, la criada que llevaba toda la vida cuidándome me acogió comencé a formar parte de su familia, una niña de doce años sola había sido afortunadamente acogida y no tirada en las calles. El principio de una nueva vida.
Pronto le explicaron que en casa hay que ayudar, las tareas domésticas no le gustaban nada y encima le pedían que trajera algún extra a casa. Sus manos poco cansadas eran ideales para sustraer objetos a los viandantes, costó mucha práctica con su madre adoptiva que aprendiera bien, pero finalmente consiguió pasar desapercibida para hacer bien su trabajo.
Procedencia: Rhodesia.
Raza: Humana.
Deidad: Tempus.
Idiomas: Común.
Edad: 17 años.
Altura: 1,72 metros.
Peso: 70 kilos.
Color de ojos: Verdes.
Color de pelo: Negro.
Color de piel: Blanca.
Rasgos apreciables
• Media melena.
• Rostro fino y sin marcas.
Personalidad
• Rara, a veces simpática, otras callada y silenciosa, poco predecible como va a ser su comportamiento.
• No le gustan las tareas físicas, se cree "la mejor", quizás propio de la edad.
Historia de Laura
Nacida en el seno de una familia de comerciantes de Rhodesia, Laura tuvo una infancia feliz, sin tener que ayudar en casa a su madre pues para eso estaban las criadas, su ocupación era pasárselo bien y poco mas. Afortunadamente para ella su madre sabía leer y escribir correctamente lo que le valió a Laura para dedicarse también a la lectura como otra manera de ocio. Ver a su padre trabajando en su despacho llevando cuentas y papeles también le sirvió para aprender las operaciones básicas aritméticas, su padre, ante la falta de hijo varón, tenía la ligera esperanza de que algún día ella se dedicara a mantener su negocio.
Padre viajaba mucho, había dos barcos propios y todos los años viajábamos en verano a algún lugar de descanso entre uno y dos meses, allí siempre explorábamos las tierras circundantes, nos encantaba visitar tantos sitios.
Qué vida mas maravillosa.
Aquél verano había sido similar a los demás, después de unas buenas vacaciones padre aprovechó a llenar el barco y volvíamos a casa. La tormenta que nos alcanzó fue terrible ya llegando a Rhodesia, veíamos la ciudad a lo lejos, pero las implacables olas hicieron su trabajo y el barco se fue escorando hasta que comenzó a hundirse.
Poco mas recuerdo de aquel día, me agarré con fuerza a un pedazo de madera, no formaba parte de la embarcación, era una madera que flotaba mucho y que era parte de las mercancías transportadas, madera de balsa se llamaba, apreciada para determinadas cosas. Esa madera flotaba tan bien que poco rato estaba sumergida en el agua, pero las fuerzas se iban acabando. Cuando el agotamiento hacía gran mella en el pequeño cuerpo, las olas fueron dejando su fuerza y finalmente, horas después del comienzo del naufragio, a pocas decenas de metros del puerto, barcas comenzaron a salir pero no buscando supervivientes sino restos que flotaran del naufragio, la rapiña da buenos frutos. La suerte fue que los dos hombres que me vieron pidiendo auxilio me permitieran subir a la barca y llegar a salvo a puerto.
Ya en puerto la noticia había corrido y sabedores del naufragio comenzó el saqueo de nuestra casa, borrachos, maleantes y vecinos de siempre entraban y salían de una casa que comenzó a arder.
Los buenos amigos de mis padres no estaban interesados en mi, sin bienes en tierra, un barco hundido y el otro desaparecido no era mas que un lastre. Donde menos me lo esperaba encontré el asilo, la criada que llevaba toda la vida cuidándome me acogió comencé a formar parte de su familia, una niña de doce años sola había sido afortunadamente acogida y no tirada en las calles. El principio de una nueva vida.
Pronto le explicaron que en casa hay que ayudar, las tareas domésticas no le gustaban nada y encima le pedían que trajera algún extra a casa. Sus manos poco cansadas eran ideales para sustraer objetos a los viandantes, costó mucha práctica con su madre adoptiva que aprendiera bien, pero finalmente consiguió pasar desapercibida para hacer bien su trabajo.
Crean- Iniciado
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