Historia de Khansoze

Si la vida te da limones, haces limonada. O te vas a la mierda.


Desde que desapareció mi viejo mentor Alister, yo había trazado mis planes: montar mi propio negocio de pasantería de antigüedades, vivir aventuras emocionantes lejos de los barrios bajos de Rhodesia, y hacerme asquerosamente rico en el proceso. No era un mal plan, tenía razonables posibilidades de lograrlo con mis propias habilidades y me permitía alejarme de la miseria de vida que había llevado siempre. Pero el mundo tenía otros planes para mí, y empezó a tirarme limones a la cara a ver qué hacía con ellos.

Lo primero es que uno no es un heroe. Queda claro que no lo soy. Voy a lo mío, ¿saben? Todo tiene un precio en los barrios bajos, sea legal o deshonesto, y nada se hace porque sí. Esa es mi filosofía de vida y con esa pespectiva miro hacia delante... pero ah, por flexible que sea mi concepto de la ética, hay cosillas que me tocan donde no puedo hacer concesiones. Y eso, son los niños. Joder, hay mil formas de hacerse rico y conseguir tus objetivos, deja a los putos mocosos en paz, ¡será por métodos! Pero no, todo el mundo va a por los críos. Y eso me toca los cojones de mala manera, porque ser un mocoso en el barrio era bastante malo de por si y ya pasé por mi cuota de ver sufrir a los críos.

En el espacio de unas pocas semanas... tres incidentes con crios.


Primero, el nigromante ese. Había oido algo de él, de pasada, que me había contado Eyrith. No me interesó especialmente hasta que en lugar de ser una mención se convirtió en un montón de mierda delante de mi. Hubo un aviso o algo así.... un viejo ciego y chocho que profetizaba cosas. No hice ni puto caso, ni falta que hacía, pues no era un mensaje para mí... pero deberia haberme interesado por los detalles, porque aunque yo no quería saber nada de nigromantes ni meterme en sus asuntos, pronto sus asuntos se volvieron intolerables.

Sacrificó a un crío en el cementerio del camino de Rylin. Lo oí suceder. Iba con Eyrith y Ahrka (vaya dos), y aunque corrimos debimos llegar al lugar apenas minutos después de que se marchara. Ahrka decía que había señales de un ritual o algo así...  y yo ya empecé a ver todo en rojo: quería encontrar a ese malnacido y arrancarle las tripas. Seguimos sus rastros, y en efecto encontramos a un nigromante y varios sicarios... pero había dos niños más en juego. Aunque las ganas de colarle una flecha en la traquea y quedarme mirando como moria boqueando como un pez fuera del agua eran tremendas, no puedo sacrificar un niño, y menos dos. Tuvimos que hacer un trato y dejarle escapar para salvar al resto... y entregar el cuerpo muerto y sin alma de un niño a su madre.

Esa, es limonada con regusto a bilis. Un crío muerto y el asesino libre. Fantastico.

Verdad que luego volvimos a investigar el lugar y capturamos a una especie de aprendiz del nigromante y un libro impío suyo, entregamos al aprendiz para que lo encerraran y el libro para lo quemaran, ¿o era al revés?, pero apenas sirvió para nada mejor que cabrearle y hacer que tuviera los enormes cojones de prepararnos una trampa en las alcantarillas de Rhodesia (usando otra cría como cebo, oh si, la puta que lo parió). Aun estoy esperando la ocasión de ajustarle las cuentas. Atravesarle el cuello ya no me satisfará, creo que haré mejor uso del arco usando sus cuerdas para colgarlo de una farola.


Un segundo incidente incluso más cercano, y con más sacrificios de gente. En este caso, un elemento que se nos ha avisado como tremendamente peligroso no solo por su poder mágico, sino también por su poder político dentro de la corte de Rhodesia. Me importaría menos que un gapo que pisara en la calle, de no ser... de no ser porque escogió como víctima a una chica que yo conocía del albergue del barrio. Su hermanito, otro pedazo de crío de la calle del barrio pobre como lo fui yo, vino a pedir ayuda y vino a encontrarnos a Bip, Theg, Eyrith y a mi, y apenas empezó a hablar a mi se me empezaron a reventar las venas de la frente. Y a Eyrith, creo... es una dura, pero estas cosas la joden sobremanera tambien, y ya venía blandita de lo del nigromante de antes. Y no es que a Therg le hagan gracia tampoco estas cosas. Y aunque no tenga ni idea de qué pasa por la mente de Bip (salvo los "¿Se come?" ante cualquier palabra nueva) no la veo yo aplaudiendo sacrificios. Así que fuimos a desfacer el entuerto.

Tras husmear en el barrio, en las alcantarillas que terminamos. Y de ahí a un... laboratorio, o lo que fuera eso. Con un lacayo o como se llame del responsable, una monstruosidad chupasangres que hablaba de su Amo como si fuera un Dios. Le inflamos a ostias, nos aseguramos de que estaba bien muerto cuando volvió a su sarcófago, y cuando aún estaba yo recogiendo el cuerpo de la chica apareció otro tipo... negro como el sobaco de un grillo, echando paredes abajo para moverse, y por lo visto también detrás del responsable de todo esto.

Me cayó mal como una patada en los dientes (yo soy así) pero aunque me fíe de ese tipo menos que de un zorro en un palomar, me ofreció una posibilidad de recuperar el alma de la chica del infierno donde la habían encerrado... dejándonos con un aviso de que nuestro oponente atacaría de nuevo. Maravilloso.

Esa, es otra limonada con sabor amargo: otro alma que liberar y otro desalmado que despellejar. Se me acumulan.


Un tercer incidente más. Un carromato desaparecido de camino desde Ciudad Mercantil, unos padres angustiados, unos aventureros sin nada mejor que hacer... y una prueba de veracidad en forma de pulsera. Una masacre en el camino, unas huellas de minotauros... una carrera por la oscuridad... y luego por la infraoscuridad. Un enano desafiando a beber a unos minotauros la leche de sospechosos, una pelea porque el enano hacía trampas, un monton de minotauros muertos. Unas pocas pistas, muy pocas, sobre los contratadores Drow. Un montón de preguntas entre los comerciantes de la ciudad neutral, un enano preguntando con la discrección de un rinoceronte en la bolera por los mercados de esclavos de niños (sutil, sutil, Therg). Un barco preparandose para partir... Un plan apresurado, una mediana de distraccion (sutil, sutil, Bip), una pelea de mil demonios en los muelles... un ladron invisible colándose en el barco con la prueba de veracidad en las manos para rescatar discretamente a los niños encerrados en un saco...

¿He dicho ya que NO soy un heroe? Ni por asomo. Pero ahí estaba, invisible, en medio del puto barco de los Drow, con su sacerdotisa invocando su magia a dos pasos de mi, tratando de tranquilizar a dos niños asustados con la pulsera que le pedí a su madre con este concreto propósito (a veces es que soy clarividente, coño). Con los huevos de corbata. Pero por mis santos cojones que NO voy a dejar a dos críos a mercerd de la esclavitud de los elfos de la infraoscuridad. A veces, algo te agarra del cuello y te lanza donde no quieres estar. El mundo te lanza un limon a la cara. Pues eso... coges el limon y haces tu limonada. Y que salga como salga.

Esta limonada salió como el puto culo por mi parte. Porque no tengo la suerte de los heroes (será porque NO soy un heroe), asi que hice un ruido de mil demonios cuando salia del barco con el saco de los niños al hombro. La puta sacerdotisa me oyó, se lo olió clarisimo y lanzó alguna clase de magia para verme. Pies, para qué os quiero.

Al menos, Therg, Lizz, Bip y Alicia habían hecho un rápido trabajo con el resto de marinos Drow y aparecieron deprisa mientras la perra sacerdotisa escupía sus magias contra mí. Le dieron para el pelo en un periquete, después de todo, todos sus esbirros eran ya carne picada. Yo ni me acerqué a mirarlo, mi trabajo era mantener a salvo a los críos. Cuando el barco de los Drow ardía en el puerto, porque no quedaba vivo ningún Drow para apagarlo, nos largamos de allí... asegurándonos de que Alicia se llevaba primero a los niños via teleportación. Therg, Bip, Lizz, yo, podemos andar por la infraoscuridad o una cripta espantosa si hace falta. Los críos no necesitan más oscuridad, gracias.


Limones, en resumen. Resulta que hago unas limonadas asquerosas que nadie quiere tragarse, pero me las trago dobladas. Porque con los críos, no juego. ¿Y qué consigo con esto? Desde luego, pocas reliquias antiguas. Pocos tesoros ancestrales esperándome. Sólo muchos malnacidos que ahora me odian, muchas madres y hermanos que consolar, muchas inocencias destruidas. Pero al menos sigo delante de mi linea infranqueable, la que no estoy dispuesto a cruzar: no negocio cuando lo que está en juego son niños. Al menos puedo dormir por las noches y afeitarme por las mañanas sin sentir asco por mi mismo al mirarme al espejo.

Y mira, al menos la guardia de Rhodesia me mira bien, por una vez en mi vida. Y una sacerdotisa de la Triada me recuerda, y no para maldecirme. Algo es algo. Ellos saben de limones, de limonadas de mierda, y de los limoneros a la fuerza como yo.

¿Qué coño pinto yo en medio de una cruzada de orcos malaritas? Y cuando digo en medio, digo entre el ejercito orco que viene a cargarse todo y la civilización que está ahi esperando a que se la carguen. Y digo más, atravesando ese ejército para ir a cepillarme a su lider. Que no es otro que un elegido de Malar, con un artefacto de Malar en las manos.

A ver, ¿no dije ya que NO soy un heroe?

Por lo que a mi respecta, todo este follón empezó con Ahrka. Ésta había sonsacado a un tipo un rumor sobre alguna clase de artefacto, o reliquia, o lo que fuera (no sabía realmente qué era) y me pidió ayuda. ¡Ey, lo de buscar reliquias antiguas es justo mi negocio! Así que busqué ayuda adicional, que encontré en la siempre eficaz Eyrith, y me puse a su disposición, listos para partir en cuanto diera la señal.

... señal que no dio Ahrka, sino otra gente. Para cuando quise darme cuenta, resulta que los elfos de Svengard habían tomado el control del asunto, y un par de meapilas de la Triada estaban encargados de recuperar dichas reliquias o lo que fueran. Uno era elemento de cuidado llamado Dyx, una especie de paladin de Torm: directo como un ariete de roble, y aproximadamente igual de inteligente que este. Otro era una mocita llamada Elhedir... sacerdotisa de Tyr, lo que deberia significar tener algo más de seso entre las orejas, pero parece que cuando metes a la Triada en la gente, la Fe ocupa el espacio que solían ocupar antes la capacidad de ser razonable. Ambos, con la ayuda de Alicia.

La verdad es que Ahrka no estaba nada contenta con la situación: había compartido una información y le habían quitado el control de la expedición. Incluso puede que fuera por buenas razones, como a la postre se ha demostrado... pero hay maneras, y maneras, y con Ahrka no parece que se usaran las mejores. Así que la expedición en busca de las reliquias la formaban una muy mohina Ahrka, un insensato paladin (Dyx), una insensata sacerdotisa (Elhedir), una muy indiferente Alicia, una Eyrith tan pragmática como siempre... y yo, sin saber qué coño hacer.

Aprovecharé para dejar nota mental: no hay nada más exasperante que ir por ahí de expedición con meapilas. O sea, a ver... ¿De qué sirve ir por ahí vociferando el nombre de tu Dios a cada paso que das? Pues para que los Orcos centinelas den la alarma, por supuesto. ¿Para qué sirve la Fe ciega? Pues eso, ciega, para pensar "Torm proveerá" en lugar de pensar alguna estrategia que incluya vencer y no dejarse emboscar como un idiota. ¿Se va a entregar alguien a que le quemen en la hoguera, porque le digan "Entregate a la Justicia de Torm a recibir tu Castigo", que manda cojones decirle a un tipo "Oye que pase lo que pase te vamos a matar" pero en Tormita florido? No, va a pillar su pedazo de hacha y va a intentar separar tu cabeza de tu torso.

Pues eso es lo que estaba pasando. La cara de Ahrka era un poema: venía ya calentita, pero esto empezaba a ser grotesco. Alicia, que tiene muchos más dedos de frente, no decía nada para evitar la espiral de insensatez de los sagrados campeones de la Triada, su pasotismo y distanciamiento son casi tan exasperantes. Eyrith, por su parte, mujer pragmática como pocas, no pudo aguantar mucho más que las primeras dos o tres estupideces de nuestros guias espirituales, y no tardó en decir las cosas claritas: os vais a hacer matar si seguis haciendo el gilipollas. Por mi parte, se que no sirve de nada hablar para convencer a quienes tienen Fe asi que esperaba tranquilamente a que les hicieran picadillo para terminar la mision por mi cuenta, y luego recogerles y que les recompusieran los suyos si querian... pero ya que Eyrith se tomó la molestia de poner orden, la apoyé.

Y nos vino bien. O no, depende, ya que no hicieron picadillo a Dyx, con lo que no habrá aprendido la lección y pensará que salió vivo de esa por obra y gracia de Torm.

El caso es que, posiblemente, Ahrka nos salvara la vida a todos. Porque cuando Dyx terminó su Parrafada del Bueno para contrarrestar la Parrafada del Malo de un bicho con cara de cerdo y armado con un pedazo de hacha del tamaño de la torre del campanario, dicho bicho se lanzó a convertirnos en carne picada. Pero para asombro de todos, resula que quedó paralizado en el acto por un hechizo de Ahrka... algo que, me dijo más tarde, no tenía ni un 5% de probabilidades de salir bien. Al cuerno con las probabilidades. Le corté el cuello como al cerdo que era en el matadero, y a otra cosa mariposa. Con su lider degollado sin contemplaciones en un abrir y cerrar de ojos, dimos cuenta del resto de orcos en un santiamen.

La cosa terminó más o menos mal: Dyx echó un vistazo a la reliquia y le dio un telele, Alicia tocó la reliquia y le dio otro parrús, hasta que Ahrka, resignada, se hizo cargo de la reliquia sin tocarla. Un simple palo y un saco, ¿tan difícil era?

Luego me desentendí de todo el asunto. Mi ayuda ni era necesaria ni bienvenida. O sea, ¿quien necesita que le vayan limpiando el camino de trampas, cuando su idea de la estrategia es cargar al grito de ¡¡¡TOOOOOOOOOOOOORM!!!?

... al menos, hasta que me enteré de que las reliquias habian terminado, de un modo u otro, en manos de alguien cuya idea de divertirse era alzar un ejercito de orcos y goblinoides y amenazar el reino, sus protectorados y toda la region en general.

¿Y a quien recurrieron para resolver el asunto? ¿Pues no se nos aparece en medio del mercado, con la sutileza de un dragon de luz aterrizando, el jodido jefazo de la academia de magia, para decirnos, oye, que sois los heroes de turno?

... heroes. De verdad, me da la risa cada vez que lo oigo. Me ponen una daga de siete en la mano, se nos dice que tenemos que clavarle las siete dagas al nuevo elegido de Malar, y adios, ¡suerte!

Un desfiladero lleno de orcos, gigantes y un puto dragon blanco sobrevolandolo todo... un ejercito de voluntariosos y entusiastas soldados del reino y sus protectorados... ningun camino alternativo, ninguna estrategia... oh si, creia que a Eyrith le daba otro ataque de nervios, no paraba de resoplar y de darle ese tic de parpado tan suyo cuando algo la exaspera. En este caso, era nuestro enano favorito entusiasmado con la idea de atravesar un ejército de orcos para llegar del punto A al punto B. Dale a Therg una fila de cabezas de orco que decapitar y será feliz.

Al menos era un plan facil de seguir. Bueno, no un "plan". No lo que yo entirendo como un plan, que habria sido cualquier cosa menos cruzar el ejercito orco por el puto medio. Pero en fin, nuestro trabajo era llegar al elegido de Malar y darle pasaporte con las siete dagas... no puedo despreciar el valor de los soldados que nos escoltaban para ese concreto propósito.

A medio camino, encontramos una estatua de dragon, con evidentes restos de sacrificios a su alrededor. E inscripciones en dracónico que sugerian que un sacrificio de sangre pondría el dragon a tu servicio... lo que explicaba los muchos muertos destripados en el altar delante del dragon, pero no por qué no había funcionado. Tampoco había garantías de qué clase de dragon era uno que exige sacrificios de sangre... pero me dió la sospecha de que algo muy diferente tenía que ser, si masacrar montones de gente no habia funcionado. Asi que... ofrecí la mía. Un disparo a ciegas en la noche: no se trataba de sacrificar gente, sino de ofrecer un sacrificio personal... un pacto de sangre, no una matanza estéril. Una mera intuición... pero por lo visto era más correcta, dado que la estatua respondió.

Resultó ser un dragon argenteo anciano y grande como la madre que lo parió, llamado Parthanax. Arrogante como buen dragon, paciente con mis torpes intentos de comunicación... pero fácil de influenciar: en cuanto empezó a respondernos, Eyrith dejó caer suavemente las palabras adecuadas para hacerle hervir de ira, acerca del insolente dragón blanco que invadía sus dominios, ese faldero de un jinete denigrando a toda su raza... joder con Eyrith, de tonta no tiene un pelo. Claro que antes de saltar a darle de ostias al dragon blanco, se tomó la molestia de saludar con cortesía a Lizz como medio descendiente de su raza. Cortesía consistente en escupirse a la cara con toda la mala leche de su aliento gélido. Menudo "buenos dias", ¿como se cagará uno en la puta madre de otro en dracónico, si eso es saludar?

En fin. Con Parthanax disputando la supremacía aérea, terminamos de cruzar el jodido desfiladero, y nos adentramos en las cuevas tras las cuales nos esperaba el elegido de Malar. Claro que antes de salir, el dragon blanco atravesó el techo de la cueva, hecho polvo el pobre tras la batalla con el argénteo, mientras desde arriba Parthanax nos decia que si podíamos terminar el trabajo, que él no cabía por el agujero. Claro, no faltaba más.

Pues no es jodido ni nada cargarse a un dragon, aunque esté medio desmigado de antes. Lo dijimos varios... no hay bestia más peligrosa que una herida, acorralada y desesperada, ¿como de peligroso será un dragón en ese estado? Pues la leche de peligroso, vaya. Pero en fin... le cayeron ostias por todos los lados, y si he de decir la verdad, NOSOTROS somos tambien gente la leche de peligrosa, y que te aterrice un dragon hostil a dos pasos es bastante como para desesperarse uno tambien. Y si todo lo demás falla, solo hay que hacer que quien sea mire a otra parte y no a Bip, y Bip resolverá el problema.

Con el dragon muerto (me hice con una escamita de recuerdo, que estas cosas no pasan todos los dias) salimos por la cueva y nos topamos con el campeon de Malar.

Pues se puso a fardar... bla bla bla... que si tal que si pascual. ¿Quien hace caso de las brabuconadas del tipo que te vas a cargar? Fardaba de que iba a violar a Eyrith antes de matarla... oh si, vi ese párpado suyo volver a hacer ese tic que dice, cuidadito que te la juegas, chaval. Y dijo algo realmente insultante tambien a Bip, aunque esta, menos mordaz que el resto (que ni Eyrith ni yo nos cortamos un pelo en responderle nuestras propias burradas) solo respondio "Ehh.... si, lo que dicen ellos!" Pero en fin, ¿para qué tanta palabrería? En otras circunstancias, le habria dejado hablar a su gusto y le habría atacado sin contemplaciones a media parrafada. No se puede traicionar a un enemigo, es tu enemigo. Y por una vez, Dyx no estaba aqui para decir su propia parrafada. Pero tampoco podia matarle nadie solito... hacian falta esas siete dagas. Pero como dije cuando nos comentaron esa circunstancia, seguramente sería más fácil reducirle a ostias primero con armas mas normalitas y luego ejecutarle en lo que se va regenerando.

Dicho y hecho. Hartitos de sus soplapolleces, nos preparamos para rajarle bien rajado. Y la verdad es que hizo la mayor gilipollez que puede hacer nadie que se enfrente con nosotros: concentrarse en machacar a Therg. O sea, a ver, es un enano alicatado de metal de arriba a abajo. Es como pegarle a una puta roca. Y por si eso fuera poco... estás dando la espalda a tipos como Bip y como yo mismo... gente a la que, si quieres vivir mucho, no debes dar la espalda NUNCA. Pues así le fue. Le pinché el culo con mi estoque aturdidor... para mi absoluto asombro quedó aturdidísimo... y no volvió a dar problemas, en seis segundos era como el contenido de una hamburguesa. Darle la espalda a Bip es malo, pero quedarse aturdido entre cinco aventureros cabreados es muy, muy, muy malo.

El resto, como suele decirse, es historia. Reliquia recuperada, Parthanax soltandose el pegote de derrotar al dragon de antes, retorno menos triunfal del esperable, y ya veremos qué dicen las autoridades de los "heroes". Me conformaré con que alguien recuerde estas cosas cuando me pillen con algun contrabandillo de escasa importancia. Que no soy un heroe, pero si las autoridades se empeñan en colgarme esa etiqueta, al menos que sirva para que me hagan la vista gorda alguna vez.