Historia de Eyrith

-Cuenta en el servidor: Lupus

-Nombre: Eyrith

-Sexo: Mujer   

-Raza: Elfo (lunar)

-Alineamiento: Caótico Neutral

-Deidad: Sus padres rendían culto a Corelon así que aunque no es practicante...

-Clases: Guerrero, MdA

- Descripción Se puede apreciar a simple vista en sus finos rasgos las facciones elficas. Posee ojos oscuros y almendrados que relucen con la luz como pequeñas estrellas en la noche. Su cabello láceo y corto parece haber sido cortado de manera irregular y descuidada. Al igual que sus ojos es oscuro, negro como el ébano, produndo como la misma noche, de aspecto brillante.
No es raro verla sonreir aunque es más común que sus labios dibuijen una linea recta entre las comisuras.
Incluso para ser elfa no parece quebradiza, teniendo un cuerpo bien entrenado y firme, sin la extrema delgadez que caracteriza a los elfos*


- Descripción Psicológica: Eyrith parece tener habilidad para mantener la calma, no le cuesta relacionarse, aunque si llamar a alguien"amigo" tampoco es raro verla distraída o hablando sola. 

 
Había olvidado el dolor de una madre reflejado en su rostro, había olvidado el impotente llanto, totalmente desconsolado, había olvidado lo que era ofrecer el cuerpo inerte de su hijo, siendo lo único que puedes hacer por ellos tras haber fallado en un vano intento por salvarlo.
Casi creo que era mejor haberlo olvidado… aunque no creo que tarde demasiado en volver a deshacerme de esas imágenes, el alcohol, el suelo y Hotaru harán el resto.
Hoy parecía todo tranquilo, de verdad… era un paseo tranquilo con Soze y la que creo que es su novia, la rara con gustos desproporcionados, sería un paseo casi rutinario por el bosque, hacer algo de dinero fácil, entrenar lo suficiente como para no quedarme oxidada, satisfacer a Hotaru y volver a Rhodesia con la esperanza de una bañera caliente, una copa de vino y quizás, con suerte una buena compañía. Ilusa de mi…
Digamos que fue así hasta más o menos la mitad… nuestra vuelta se volvió funesta en cuanto las puntiagudas orejas de Soze detectaron el grito de un niño, lo siento… no podría describirlo, mis oídos nunca fueron tan finos como el resto de mi raza… siempre fui diferente en eso. Seguimos el eco de aquella voz aniñada, aquel grito que puedo imaginar en mi cabeza, como tantos otros.
Entre los alzados putrefactos del cementerio de Rhodesia, pudimos vislumbrar sin esfuerzo alguno el cuerpo inerte del infante. Si… podría describirte su cuello rajado de lado a lado, su carne aún caliente bajo las yemas de mis dedos, la posición de su cuerpo y los diferentes signos que rodeaban el cadáver, no hay que ser un experto para saber que se trataba de un ritual.
Tras seguir un rastro y guiados por Soze, alcanzamos a uno de los artífices de aquel acto. Se mostró reticente a hablar, pero al final… fuimos lo suficientemente persuasivos como para que soltara la lengua cual bardo en medio de una plaza…
Casi no me cabía la menor duda de quién se traba, cuando admitió que la mente culpable de aquel antro era un nigromante, lunas atrás Haryos me había hablado de alguien así…¿Era mucha coincidencia que se tratase del mismo?
Descubrimos a los otros tres individuos, dos como aquel hombre a sueldo y el nigromante. Conseguimos matar a uno de ellos; admito que me emocionó poder usar la lanza como arma arrojadiza y que terminase empalando a uno de esos dos desgraciados. El Lechuguino podría acusarme de no haber esperado… quizás hubiera salido bien o… quizás no ¿quién sabe?
Conseguimos rescatar a los otros dos niños con un regusto más agrio que dulce en la boca: Se habían ido vivitos, coleando, habíamos perdido uno de los niños, pero a cambio habíamos rescatado a dos… sin duda algo agridulce.
Lo único que pudimos hacer por el tercero era llevarlo ante su madre como último gesto de buena fe…

 
Cosas extrañas que me son completamente difíciles de explicar están sucediendo. Fue Soze quien me informó que la arcana a la que él llama Ahrka encontró un mapa, él habla de un tesoro de animales con ojos verdes y de cosas que en realidad no logro comprender, a veces siento que quizás tengo una mente plana.
Aún no sé qué sacaré de todo ésto, él habla de un pellizco, aunque ni si quiera sabemos qué es lo que marca el mapa… ni de qué va todo esto. ¿Es su compañera y por ello quiere ayudarla? ¿Qué busca él? Bueno… da igual.
¿Cuántas lunas pasaron? No estoy segura de cuántas, pero al parecer la expedición empezó sin mi y para mi gusto con demasiada gente, demonios, ojalá ese hubiera sido el único de nuestros problemas, el mayor de todos era que no solo había demasiada gente sino que corrían, gritaban y hablaban como pollos sin cabeza, sin orden, sin método, sin lógica como un burro al que solo le han enseñado a ir hacia delante sin mirar siquiera a los lados.
Ninguno de ellos dio importancia a los cadáveres que a todas luces habían sido mutilados por algo más fuerte y más grande que nosotros…. Por todos los dioses ¿de dónde sale esa gente?  Entre Soze y yo conseguimos averiguar que había algún tipo de humanoide con pezuña, que los orcos estaban metidos en todo esto y que había pisadas bípedas de algún tipo de hombre-algo, pese a todo esto… las llamadas a la calma y la cautela, al avanzar con cuidado, o incluso el pensar un poco con la cabeza en vez de llevarla solo de adorno… fueron… inútiles.
Llegamos hacia los bandidos de Rylin, de nuevo más cuerpos se apilaban en los caminos, comenzaron a escuchar voces ¿orcas? No recuerdo quien o si era exactamente eso, creo que Dyx, brazo ejecutor de.. emh… (no me quedó claro a qué dios servía… ¿Tyr? ¿Torm?) Conseguí avistar una figura enome, dos centinelas y otras dos figuras más pequeñas y también alerté de ellas, una vez desaparecieron la mayoría dejando a los centinelas y no recuerdo si a alguno más… traté de trazar un plan que se vio truncado por el impetuoso arranque de Dyx, cargando arma alzada contra aquellos que se habían quedado solos. Como temí… dieron la voz de alarma antes de caer inertes.
Tuvimos que enfrentarnos a sus refuerzos, conseguimos abatirlos a todos y adentrarnos en las ruinas, pero de nuevo… sin orden hasta que por fin algo les hizo recordar que la cautela y la calma en ocasiones son mejores aliadas que fuerza bruta y el nombre de un dios al que nada le servirían muertos.
Nadie más de los que habían allí podían desempeñar el papel de zapador así que… le tocó comerse a él tal papel aunque no lo oí quejarse. Gracias a un plan organizado (que por supuesto yo propuse) Conseguimos avanzar de manera segura pues, todo estaba plagado de trampas, conseguimos reducir grupo a grupo la resistencia que íbamos encontrando.
No estaba aun todo ganado… dimos con una mole enorme: un hombre-jabalí creo que era… tenía múltiples astas por el cuerpo, su piel se cubría de un pelaje marrón oscuro, su voz gutural entre lo humano y ciertos rasgos animales tronaba la sala con una confianza en sus propias aptitudes que casi podrían hacer estremecer a cualquiera… si… no me cabe la menor duda que podría haber destrozado a cualquiera de los que allí estábamos en un uno contra uno, por suerte… todos éramos una piña.
Habló sobre su amo, Gursh o algo así que nadie conseguiría pararlo, habló sobre la reliquia y solo cuando terminó su discurso y pudimos enfrentarlo… su mano se abrió soltando una gema verde, una esfera totalmente perfecta y redonda que Dyx, nuestro brazo armado servidor de los dioses intentó… ¿coger? Él Cayó al suelo de mala forma, si no recuerdo mal sangraba por los oídos y la nariz, fue Elhedir quien consiguió establecerlo.
Al final Ahrka se apoderó de la gema, convirtiéndose en custodio y más tarde yo me enteraría de que aquello que buscábamos no era un tesoro cualquiera, sino partes del arma del dios Malar, todo encajaba ahora sobre por qué los elfos se habían metido en éstos asuntos…