Khar-Dun
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Khar-Dun
HISTORIA
En sus inicios, los ahora grandes y adornados salones de los enanos fueron la morada de un enorme dragón blanco que habitaba en lo profundo de la montaña, custodiando sus preciados tesoros. Un enano solitario y descastado fue quién se armó de valor y, decidido, se propuso liberar la montaña y reclamar las riquezas que esta contenía. Su primera batalla se desarrolló al descubierto, cuando se encaminaba a las cuevas, cogiéndolo desprevenido. Aún con todo, el valeroso enano provocó la huida de su oponente tras hacerle perder uno de sus largos colmillos. Habiendo tomado la medida al dragón, convirtió su trofeo en una poderosa lanza y recorrió la isla reclutando a otros de los suyos, que quedaban embelesados con el triunfo que relataba el enano y, por supuesto, con la promesa de grandes riquezas. Formada la compañía marcharon hacia la helada montaña y la caverna dónde se ocultaba la bestia. La batalla, esta vez, sería bajo tierra, terreno amigo para ambos contendientes.
Aquel enano terminaría por dar muerte al dragón, sin embargo, toda su compañía yacería junto a su enemigo al acabar el día y, estando rodeado de sus compañeros caídos y los tesoros de la montaña, magullado y exhausto, con el imponente dragón inmóvil frente a sí, desangrándose, pronunciaría el juramento que haría nacer Khar-Dun: "Juro por la vida de los que te has llevado, asquerosa serpiente, que tu casa se convertirá en la nuestra, y jamás tu nombre será pronunciado ni recordado en sus salones". Y así, la caverna del dragón se convirtió en La Mina del Enano o, en su lengua: Khar-Dun; y su primer regente sería el primero del clan Matadragones, clan que el propio enano solitario y descastado forjó con la última luz de aquel victorioso y nefasto día.
La noticia de la gesta del gran Matadragones no tardó en extenderse, y enanos de todos los lugares llegaron hasta Khar-Dun, dónde pronto se formaría una comunidad sólida que terminaría por nombrar al clan, clan regente. Con el paso de los años establecieron rutas comerciales con los humanos de Ciudad Mercantil y estos, a su vez, lo hicieron con el continente, haciendo que ambos prosperasen enormemente. Con el tiempo, la ciudad llegaría a un acuerdo con los enanos, pues las relaciones entre ambos pueblos no podían ser mejores, por el cual se les otorgaba la protección de Ciudad Mercantil, propiciando años de esplendor para ambos. Sin embargo, el alcalde Marcelo de la Casa Assi de Ciudad Mercantil cometió un error diplomático grave, haciendo que Khar-Dun interrumpiera toda relación con los humanos durante algunos años. Durante este tiempo, muchos enanos decidieron asentarse definitivamente en la ciudad, dónde ya residían. Los más intrépidos y numerosos fueron los Puñoférreo, clan que pronto se haría con el control de gran parte de la metalurgia de Ciudad Mercantil.
Con el auge del Imperio Banita y la llegada de la guerra los enanos se mantuvieron alejados de los problemas de los humanos, incluso los Puñoférreo regresaron a su reino y no volverían a Ciudad Mercantil hasta el fin de la guerra, cuando la ciudad ya formaba parte del reino. El rey Alair I negociaría con los enanos el regreso del comercio y, como resultado, se otorgaría a los Puñoférreo el control del barrio norte de dicha ciudad, en calidad de embajadores. Eso hizo que el clan en cuestión amasase una gran fortuna que, dicen, guardan bajo el Templo de Moradin ubicado en dicho barrio. Actualmente, el embajador de Khar-Dun en Ciudad Mercantil es Kungst Puñoférreo.
DM_Munchkin- Admin
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Re: Khar-Dun
[En construcción]
AMBIENTACIÓN
El acaudalado y glorioso reino enano de Khar-Dun se extiende por las cavernas de las montañas de la Cordillera Celestial, al norte del centro de Arthena. Cualquiera que visite sus salones y contemple por primera vez sus descomunales pilares, quedará maravillado a la par que sobrecogido por tamaña estructura esculpida en la roca.
El gran portón amurallado exterior cuenta con una serie de grúas para elevar la carga de cualquiera que lo solicite, de forma gratuita. En el interior, la ciudad se divide de una forma simple, con la entrada separada del salón central dónde toda mercancía es registrada, evitando así el contrabando. Inmediatamente después y a través de unos puentes vigilados hasta el extremo, se extiende el Gran Salón de Khar-Dun, núcleo de la ciudad y ubicación del gran mercado, dónde los enanos compran y venden sus fantásticas artesanías; además, el Gran Salón es el centro del reino enano, desde este puede accederse a las minas al oeste; al Salón del Trono al norte; y a las residencias al este; contando, asimismo, con accesos al ayuntamiento y al cuartel de la guardia.
El gobierno de Khar-Dun recae sobre el descendiente directo de los Matadragones, Krom Matadragones, apoyado y guiado por el consejero real, cargo que ostenta el sacerdote de mayor rango de Moradin. La corona cuenta también con el Consejo de Clanes, formado por tres representantes elegidos por y de entre todos los líderes de todos los clanes de Khar-Dun, normalmente los elegidos son aquellos que cuentan con los recursos suficientes como para asegurarse el voto del resto, es decir, los más ricos y poderosos; que asesoran al rey y le asisten en diversos temas de gobierno. Además, cada cinco años el rey celebra un gran banquete privado al que asisten todos los patriarcas de todos los clanes del reino, con los que debate cualquier asunto que surja producto de los distintos estados de embriaguez que puedan alcanzar.
La vida en Khar-Dun transcurre de forma tranquila. Tranquila, para los estándares enanos, claro; que mantienen una incansable rutina combinando las idas y venidas de la mina a la taberna. El ensordecedor eco que llega desde lo profundo se entremezcla con las risas y gruñidos de los más ebrios, al tiempo que mercaderes y ciudadanos negocian o pasean por el Gran Salón. Para los que no han aprendido a ignorarlo, el alboroto es tremendamente molesto.
En contrapunto, los hay que prefieren alejarse del jaleo, que se deleitan transformando la tosca roca y minerales en bruto en magníficas manufacturas que, ocasionalmente, guardan para sí mismos y exhiben con orgullo y no menos recelo.
El Mercado del Gran Salón es dónde los enanos y comerciantes de todo tipo intercambian diversas mercancías, con la peculiaridad de ser, además, el lugar indicado para aquellos que busquen cualquier tipo de metal o mineral, siempre que se esté dispuesto a aflojar la bolsita de monedas.
Las Minas de Khar-Dun están reservadas a los enanos del reino, sólo a ellos se les concede el honor de bajar hasta la profundidad de sus galerías y trabajar como minero para el reino y los clanes. Aunque todos tienen permitida la explotación de las minas, se exige a cada clan una aportación al reino en calidad de tributo, sea en forma de pepitas, lingotes, o productos terminados con materiales de las minas. Es debido a esto que cada clan, sin excepción, posee varios familiares (o todos, los más pobres) destinados a la gran Mina de Khar-Dun.
En el Gran Salón del Trono el Krom Matadragones recibe a aquellos que, previamente, hallan solicitado una audiencia. También se encuentra aquí el ayuntamiento, dónde se realiza cualquier trámite administrativo; el cuartel de la guardia, punto de reclutamiento para los enanos más bravos del reino; y los accesos al Templo de Moradin y las estancias reales.
El Cuartel de la Guardia es dónde los enanos prestan servicio a su rey y ponen sus hachas y trabucos al servicio del reino. Cualquier enano que posea la roca de ciudadano de Khar-Dun puede presentarse a la guardia. Todo nuevo recluta deberá pasar una instrucción y periodo de prueba, para un enano de Khar-Dun que se presenta a la guardia es una vergüenza no ser aceptado pasado este tiempo.
DM_Munchkin- Admin
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